Al quedarse huérfano no tuvo la oportunidad de desarrollar su talento para pintar, por eso el sacerdote Anton Jamnik le presentó a Matija Bradašek.
Unos años después fue a Zagreb, la capital de Croacia, donde trabajó con Spiridion Milanesi.
Aunque los impresionistas no fueron muy estimados en Eslovenia, tuvieron gran éxito en la Exposición Universal de Viena, en 1905.
Después del éxito en Viena, Grohar organizó muchas exposiciones en Europa: Londres, Belgrado, Trieste, Berlín, etc.. A pesar de esto no dispuso de los medios económicos suficientes para poder sobrevivir y tampoco para un viaje artístico a Italia.
Grohar empezó como pintor religioso, bajo la influencia de Giovanni Segantini, estilo realista.