Izquierda Dinástica fue un partido político español fundado en 1882, durante el reinado de Alfonso XII.
Se disolvió en 1885 al integrarse casi todos sus miembros en el Partido Liberal-Fusionista.
El nuevo partido, propuesto el 10 de octubre de 1881 en la Academia de Medicina[1] y fundado oficialmente en el verano de 1882,[2][3] fue el resultado de la unión del grueso del republicano Partido Demócrata-Radical, encabezado por Segismundo Moret, que nada más acceder los liberales al poder en febrero de 1881 había abandonado las filas republicanas y fundado el Partido Monárquico-Democrático,[4] Eugenio Montero Ríos y Cristino Martos ―el líder histórico del partido Manuel Ruiz Zorrilla, exiliado en París, había fundado el Partido Republicano Progresista y seguía defendido el «pronunciamiento» como único método de acceder al poder y no la lucha legal― con los disidentes del Partido Liberal-Fusionista descontentos con la política «derechista» de Sagasta, entre los que se encontraba el general José López Domínguez, sobrino del general Serrano.
En cambio fracasó en su intento de entrevistarse con Ruiz Zorrilla para intentar convencerle porque este se negó, a pesar de que el rey le ofreció incluso salir al extranjero para verse.
[23][24][8] Este se propuso formar un nuevo gobierno intentando, como ya había hecho en enero, atraerse a algún miembro destacado de la Izquierda Dinástica.
[25] José Varela Ortega explica así que Sagasta transigiera con la propuesta de la Izquierda Dinástica: «Sagasta se vio acorralado, y no se sintió con fuerzas para contrarrestar el ataque de la Izquierda unida en las Cámaras...
[26] Sagasta dimitió el 11 de octubre y el rey Alfonso XII, sin apertura de consultas,[27] ofreció la presidencia del gobierno, tal como habían acordado los liberales y la Izquierda Dinástica, a José Posada Herrera, que hacía pocos meses que se había unido a los izquierdistas.
[40][41] Como ha indicado Carlos Dardé, Sagasta quiso demostrar que la unidad de los liberales sin él era imposible.
[45] Entonces el rey Alfonso XII llamó a formar gobierno al líder del Partido Conservador, Cánovas de Castillo,[7] «como castigo a la desunión» de las familias liberales.
Una tras otra, las facciones de la Izquierda fueron rindiendo pleitesía a la jefatura sagastina», ha destacado José Varela Ortega.