Esta isla había sido entregada como dote a la hermana de Jacobo I, Petronila Crispo.
[3] El reinado de Jacobo I también fue más pacífico a nivel internacional que sus predecesores.
Bayezid I fue derrotado y hecho prisionero por Tamerlán en la batalla de Ankara en 1402.
Viajó generosamente para asegurar este rango: llevaba una cadena de oro sobre su túnica púrpura.
[4] Las dificultades económicas del ducado parecen haber sido bastante reales, ya que Jacobo I Crispo pedía regularmente en Venecia autorización para vender de veinticinco y treinta mulas o caballos en Creta.
Este acuerdo no le convenía a Venecia, que lo veía como un peligro para el precario equilibrio entre las distintas potencias de la región.
La república dio a conocer su descontento cuando Jacobo I pidió al Arsenal una nueva galera.
Le habría molestado que Jacobo I no lo hubiera felicitado por su ascenso al trono.
Allí, los defensores del puerto dispararon contra la flota veneciana, que contraatacó bombardeando la ciudad.
Venecia había decidido aliarse con Manuel II Paleólogo y mantener una flota en el mar Egeo.
Murió en Ferrara en el otoño de 1418 mientras se encontraba en su camino a Mantua, donde iba a reunirse con el papa Martín V. Jacobo solo había tenido dos hijas y la familia Crispo había decidido aplicar la ley sálica.
Por tanto, fue su hermano Juan II Crispo, señor de Milo y Kímolos, quien le sucedió.