Su libro "Isagoge breves" publicado en 1522 lo convirtió en el anatomista más importante antes de Andreas Vesalius.
A juzgar por un relato ciertamente parcial, su trabajo en Roma fue una mezcla de éxito financiero y fracaso médico.
Berengario aparentemente desarrolló una reputación lo suficiente como para que el Papa lo invitara a su servicio, pero rechazó la oferta y abandonó Roma poco después.
Según todos los informes, Berengario era un maestro popular y un consumado cultivador de amigos poderosos.
La personalidad de Berengario se caracteriza comúnmente por citar su tendencia a la confrontación violenta.
Al parecer, debido a sus conexiones personales, quedó impune por cualquiera de sus fechorías.