En Madrid comenzó sus estudios de órgano con el padre Gregorio Estrada, conocimientos que amplió con Robert de la Riba.
El maestro aceptó y se trasladó a Zaragoza, donde tuvo una intensa actividad musical.
El año siguiente fundó la Escuela de Canto Gregoriano San Pío X, que solo duró dos cursos.
Fue nombrado canónigo honorario de la Catedral.
Gran defensor del canto gregoriano, publicó, por cuenta propia, varios volúmenes de la liturgia de las horas en estilo gregoriano.