En 1962 se casó, y adoptó a los dos hijos de su esposa Bárbara.
Harry Schwarz, un amigo íntimo y conocido político, se convirtió en su abogado defensor en el juicio.
Kantor huyó del país y se estableció en Londres (Reino Unido), donde trabajó en publicaciones para la industria cinematográfica.
En 1967 escribió una autobiografía, llamada A Healthy Grave (‘una tumba saludable’).
[2] Sin embargo, su salud nunca se recuperó del duro trato recibido durante la estancia en prisión a la espera de juicio.