En un primer momento, McConnell publicaba tanto artículos serios como satíricos en el Journal, pero algunos lectores se quejaron de que resultaba difícil, por no decir imposible, distinguir unos de otros.
Por ello, decidió publicar el Digest con las hojas orientadas al revés, cabeza abajo respecto al Journal, para dejar claro qué artículos eran satíricos; pero esto creó a su vez problemas, pues algunas bibliotecas devolvían el Journal a la editorial creyendo que les había llegado un ejemplar mal encuadernado.
Convencido de que la memoria tenía una base química, solía decir que en el futuro se programaría a la humanidad mediante drogas, de modo que una persona pudiera aprender a tocar la guitarra o memorizar la obra completa de Shakespeare ingiriendo una pastilla o mediante una inyección.
El 15 de noviembre de 1985 McConnell recibió un paquete al que acompañaba la siguiente nota: «Me gustaría que leyese este libro.
El ayudante de McConnell, Nicklaus Suino, abrió el paquete, que resultó ser una bomba.