Comprometido desde muy joven con la organización de la vida cultural en Aragón, participó en actividades teatrales, estuvo muy vinculado a los hermanos Mariano y Javier Anós y a Pilar Laveaga del Teatro de la Ribera, de la que formó parte.
[4] Su evolución, su antifranquismo, su sentido crítico y su pasión por transformar la sociedad le condujeron a participar en revistas literarias y en ser uno de los miembros más activos de Poesía en el campus, y en militar en el Partido Comunista desde 1970 hasta mediados los años 90.
Fue un amigo entrañable de su líder Vicente Cazcarra y siempre sintió un inmenso cariño por José Antonio Labordeta: en 1987 firmaron un libro de conversaciones muy sugerentes ‘Recuerdo de Miguel Labordeta’ (DPZ, 1987); ese género de conversaciones siempre le atrajo, porque la atrapaban por igual el periodismo y la historia y la política: colaboró con Manuel Gil en el volumen ‘Recuerdo rojo sobre fondo azul: luchas obreras en Zaragoza 1940-1975’ (1995).
[5] La enfermedad le llevó a dejar su puesto de bibliotecario en la facultad.
Antes había trabajado de librero en Pórtico, con José Alcrudo y su familia.