Diplomado en Genealogía, Heráldica y Derecho Nobiliario, se trasladó desde su ciudad natal a Madrid, donde inició su trayectoria interpretativa, que, condicionada por su físico, le llevó a interpretar papeles de galán, aunque también abundaron los personajes atormentados de calado dramático.
La fama le llegó en 1959 al interpretar al misionero (hoy santo) Padre Damián en la película Molokai, la isla maldita, de Luis Lucia, que obtuvo un rotundo éxito entre el público español.
En la pantalla grande se sucedieron los títulos en los que alternó drama y comedia, trabajando con directores como Pedro Olea, Pedro Lazaga o Eloy de la Iglesia.
En televisión intervino en varias obras del espacio Estudio 1, así como en las series Goya, Segunda enseñanza (1986) o Régimen abierto (1986) o Réquiem por Granada (1991).
En teatro, estrenó a Antonio Buero Vallejo en Lázaro en el laberinto (1986) y repuso Don Juan Tenorio (1990), en el Español, y La muralla (1993), de Joaquín Calvo Sotelo.