Se burlaban del temperamento dubitativo del nuevo ministro, y mostraban su sorpresa por la elección de una persona procedente de una familia conocida por su oposición a la Ilustración.
Joly de Fleury puso punto final a algunas reformas emprendidas por Necker, suprimiendo las asambleas provinciales creadas por éste.
Sin embargo, utilizó su apoyo parlamentario para pergeñar medidas valientes e impopulares como el aumento de los impuestos indirectos -agosto de 1781- y la creación del tercer vingtième[1] -un impuesto sobre la renta-.
A modo de justificación, Joly de Fleury reveló la cuantía del déficit -80 millones- que en el Informe al rey, sobre el presupuesto del Estado para 1781, había sido manipulado.
Al comenzar la Revolución francesa decidió permanecer en Francia sin ser molestado por ello.