En 1595, un gran escándalo se produjo entre los monjes en una abadía en Stavelot en las Ardenas.
El monje Jean Delvaux reclamó que, a la edad de quince años, mientras cuidaba las ovejas de su padre, conoció a un hombre en el bosque que le prometió riquezas si lo seguía, lo cual había hecho, y le había dado dos marcas en los hombros.
Delvaux fue arrestado por orden del Príncipe Obispo de Lieja.
En el camino a Stavelot, el carromato de la comisión se averió, y Delvaux reclamó que un demonio lo había destruido.
Fue torturado y luego entregado a las autoridades seculares.