Protegido por el cardenal Richelieu, formó parte de la Academia Francesa desde su fundación y fue su primer canciller.
Richelieu le impulsó a escribir tragedias, lo que hizo sin gran entusiasmo.
Desmarets también colaboró con Richelieu en una obra alegórica, Europa, que ha sido frecuentemente atribuida al propio cardenal.
En 1657, Desmarets creó su poema épico Clodoveo o la Francia cristiana, en 26 cantos (reducidos a 20 en 1673), en el que insistía sobre el origen divino de la monarquía francesa.
La obra fue muy alabada por Jean Chapelain y le valió el sarcasmo de Nicolás Boileau, que era contrario a la introducción del misticismo cristiano en la poesía épica.