Allí, se convirtió en un apasionado discípulo del dramaturgo Jean Racine.
La pieza causó gran sensación, pero el trato hacía Campistron era reducido, y no consiguió aprovechar las posibilidades intrínsecas en su área.
El duque de Vendôme, Louis Joseph, le pidió a Racine escribir el libreto de una ópera para ser interpretada en una fiesta ofrecida en honor al Delfín, y este le pasó el encargo a Campistron, que produjo la música de Acis et Galatée de Lully.
Campistron tuvo otro éxito con Tiridate (1691), en el que trató, nuevamente bajo nombres cambiados, la historia bíblica de la pasión de Amnón por su media hermana Tamar.
Él escribió muchos otros dramas y dos comedias, una de ellas, Le Jaloux Désabusé, ha sido considerada por algunos conocedores como su mejor trabajo.