Había cumplido siete años, y vivió en Madrid los tres siguientes, conociendo el hambre y la miseria en los reiterados intentos por salvar una casa de huéspedes que fracasaba allá donde se mudaban.
Al abandonar el colegio Marista burgalés, sus tíos le buscaron unas clases particulares, y ya como adolescente inició su autoformación con literatura clásica española.
Dados sus desencuentros ideológicos con su tío, Jesús solicitó plaza como voluntario para cumplir con el servicio militar en el Regimiento de Infantería León, núm.
Primero entró como meritorio en El Imparcial ―que abandonará dos años más tarde en desacuerdo con la política del periódico respecto al Estatuto de Cataluña―, y luego colaboró esporádicamente en el suplemento literario semanal «Los Lunes de El Imparcial».
Para el Heraldo de Madrid escribió reportajes sobre las vedettes y las revistas en el Reina Victoria, el Nuevo Romea, el Eslava, el Fuencarral, el Pavón o el Maravillas.
En la sección de teatro que llevaba Juan Chabás en Luz publicó sus conversaciones con Pedro Muñoz Seca, con Eduardo Marquina, con Rafael Alberti, con Margarita Xirgu, con Ramón Gómez de la Serna y muchas voces más que coincidían en reclamar la renovación del teatro español.
Sin embargo, pensando en los milicianos con los que había combatido, se resolvió a regresar para defender la capital.
En su primera cabecera figuraban José Renau, como director propietario, y J. Izcaray, como redactor jefe.
Allí dirigió Mundo Obrero, reseñó obras de autores españoles coetáneos para revistas como Nuestra Bandera, Cuadernos de Cultura, Nuestras Ideas, Europe, Realidad,[10] e inició su dedicación a la literatura.
Sus cuentos y novelas se traducirán al francés, italiano, alemán, búlgaro, holandés, checo, polaco, húngaro, chino, ruso: Martyre des femmes d´Espagne (1948), La hondonada (1961),[11] Noche adelante (Novelas breves y cuentos) (1962), Las ruinas de la muralla,[12] Madame García, tras los cristales,[13]y su proyectada tetralogía ―una mezcla de ficción y memorias― El río hacia el mar, de la que publicó sólo dos novelas ―Un muchacho en la Puerta del Sol (1978), Cuando estallaron los volcanes (1979)―,[14] y dejó inacabado un borrador de la que sería la tercera, Puente de sangre.