El más conocido y antiguo es el del mercedario Fray Juan Guerrero, hacia 1615, monje del convento Casa Grande de la Merced, sede de la Hermandad en aquella época:
Esta atribución ha sido mantenida por la crítica desde que Acisclo Antonio Palomino (1655-1726), en 1725, vinculase la imagen al maestro alcalaíno -en su comentario se inspiró en 1890 Joaquín Turina y Areal (1847/1903) para su famoso lienzo conservado por la propia Hermandad de Pasión.
[4] Nuestro Padre Jesús de la Pasión es una talla completa en madera para vestir con los hombros y codos articulados para sujetar los brazos a la cruz.
Representa con realismo a un Cristo manso, bello y dulce que sufre llevando en sus espaldas el peso de nuestros pecados.
Su rostro gira a la derecha y su mirada se dirige al suelo.
Sus manos fuertes y delicadas sujetan la cruz que se coloca sobre su hombro izquierdo.
La policromía original es atribuida a Francisco Pacheco, quien colaboraba habitualmente con él en aquella época.