Contrajo matrimonio con la directora de la escuela, María Cristina Zerpa, siete años mayor que él.
En esa escuela permaneció hasta 1935 y continuó la experiencia sobre la expresión infantil, que había iniciada en Montevideo.
A pesar de ello, su actividad educativa continuó sea escribiendo, dictando conferencias, etc.
Su obra práctica más importante la realizó en Canteras del Riachuelo, y fue considerada una verdadera «Pedagogía de la expresión».
No había clases superiores, sino que los cursos iban hasta cuarto grado.
Por tal motivo, los alumnos se veían obligados a repetir los últimos años, para no egresar demasiado pronto de la escuela.
En trabajo colaborativo de niños y maestros publicaron un periódico escolar, al que denominaron «El marrón» (el nombre hacía referencia a la herramienta que los trabajadores de la cantera utilizaban para romper la piedra).
Su pedagogía estuvo inspirada por las teorías de Freud, Aníbal Ponce, Piaget, Vigotski y Wallon.