Existen miles de jetones diferentes, en su mayoría de diseños religiosos y educativos, así como retratos, estos últimos más parecidos a la moneda, algo similar a las monedas conmemorativas modernas que no circulan.
Más tarde, al quedar obsoleta la "fundición de contadores", la producción se desplazó a los jetones para su uso en juegos y juguetes, a veces copiando jetones más o menos famosos con un trasfondo político.
Durante la Rebelión de los Países Bajos (1568-1609) este patrón cambió y por ambas partes, la del norte al frente, se acuñaron unos 2000 jetones diferentes, en su mayoría políticos (neerlandés: Rekenpenning), que representaban las victorias, los ideales y los objetivos.
En el siglo XVI, el Tesoro Real Checo compraba entre 2000 y 3000 piezas a principios de cada año.
Tradicionalmente, se fabrican con madera de diferentes formas y tamaños para representar distintos valores, como 1, 5, 10, 50 o 100 puntos.
Esto facilita la puntuación porque los jugadores no tienen que empezar con exactamente el mismo número de fichas.