Sus primeras obras se centraron en los cantos a la naturaleza, con una fuerte influencia maragalliana, como se denota en Joventut (1900) y Pirinenques (1910).
Son obras en las que idealiza la naturaleza, relacionando el paisaje con la armonía y el equilibrio vital.
Desde Ofrena (1912) se acercó más a la poesía popular, con una cierta influencia de Josep Carner, pese a ser un convencido antinovecentista.
Le siguieron en esta línea Branca florida (1923), Camí de la font (1930), La Rosa dels cinc sentits (1937) y Amor i tardanies (no fechado).
[1] Participó asiduamente en los Juegos Florales de Barcelona, donde ganó diversos premios y fue nombrado Mestre en Gai Saber en 1909.