Joaquín Ibáñez García

Conocido generalmente de forma errónea por el "deán de Teruel", en realidad fue chantre,[1]​ como sí recogió acertadamente el también erudito, aragonés y bibliófilo Juan Manuel Sánchez[2]​ y Matilde López Serrano.

En Roma mostró interés por las antigüedades y las ciencias eruditas, contactando con otros ilustrados españoles, especialmente del círculo valenciano, como Francisco Pérez Bayer, al que trató luego con frecuencia.

Bajo esta nueva condición mejoró su situación laboral, social y económica, dedicando sin duda gran parte de sus ingresos a adquisiciones librarias y de objetos artísticos.

Ibáñez reunió una muy amplia biblioteca personal que fue elogiada en su tiempo, como hace Antonio Ponz en su conocido Viaje por España, vol.

Con respecto a la formación de la biblioteca, hay que señalar que en Zaragoza había actividad libraria intensa desde siempre, ya desde el XVI, en gran parte por la vida universitaria, y en el XVIII siguió existiendo al socaire, además, de la referida Ilustración aragonesa y su auge.

Son marginalia aclaratorios y lo mismo aparecen en latín que en español, en una letra clara.

La cantidad indicaba claramente que era un fondo importante en volumen, y se localizan exactamente en la base de datos IBIS de la Real Biblioteca 1 585 registros, equivalentes a más volúmenes pues cada registro es una obra y evidentemente las hay en multivolumen.

Otra marca de posesión suya es nominal en etiqueta, con su nombre y apellidos, pero aparece en mucha menor medida que el óvalo en tinta negra y parece que debió ser muy primigenia con respecto al óvalo pues es mucho menos frecuente y parece haberse dejado de usar en beneficio del primero.

Tras una errónea atribución a Francisco Antonio Campillo, Gascón le propuso otro listado y en el puesto décimo mencionaba uno muerto en 1783, Miguel Ibáñez de Bernabé, tal vez pariente del nuestro.