Apasionado del estudio, adquirió una vasta cultura literaria y científica de forma autodidacta.
A su curiosidad intelectual unía un espíritu práctico: le movía el afán de aplicar los avances científicos al desarrollo de la industria, particularmente a la minería.
Según Constantino Suárez, el naturalista Vernet puso en su honor el nombre de Terebratula torena a una concha fósil.
Como tal, en 1790 le cupo el honor de proclamar en Oviedo al nuevo rey Carlos IV.
La escena está plasmada en un retrato pintado por Francisco Leopoldo Reiter y que le representa a caballo, tremolando el pendón.