Fue director de esta institución y desarrolló una incesante labor histórico investigativa, periodística y trabajó incansablemente en la formación de archiveros.
A los veinte años era Bachiller en Artes y conocía el oficio de tipógrafo.
Fue miembro del consejo de Archiveros y Bibliotecarios celebrado en Bruselas en 1910 y perteneció a la Sociedad Económica Amigos del País y a la Asociación de prensa de la República.
Su labor por el mejoramiento del Archivo Nacional le hizo obtener sucesivamente posiciones de mayor responsabilidad, hasta que en 1921, y luego de aprobar un examen de suficiencia, se le designó Director, cargo que desempeñó hasta su muerte.
Colaboró en las publicaciones «Azul», «La Lucha», «El Mundo», «Revista Bimestre Cubana», «Social», «Revista del Círculo Militar y Naval», «La Discusión» y «El Score».