Otras investigaciones sobre su vida afirman que llegó a ese país para eludir el servicio militar obligatorio en España.
Esa militancia subterránea, camuflada por una improvisada (aunque no impensada) actitud de bibliotecario, le permitió a Penina entrar en contacto con los cuadros más lúcidos o instruidos del anarquismo rosarino.
[4] El cuerpo de Penina nunca apareció, aunque dos años después una investigación del diario Democracia descubrió que fue sepultado como cadáver NN en el Cementerio La Piedad.
El capitán Sarmiento, que dirigió el fusilamiento, murió en un atentado en el año 1932 cuando viajaba por una ruta provincial de San Juan hacia El Marquesado.
[3] Abierta la compuerta que controlaba la dictadura, comenzaron a trascender hechos y recursos legales.
Sin embargo la calle sigue teniendo los carteles antiguos, por lo que la población aún no sabe del cambio de nombre.
Se instaló una placa donde nombra a Penina como «obrero ejemplar» y «hombre de paz».
[5] La edición del libro de Oliva no alcanzó a ser publicada, porque la quinta y última dictadura militar argentina (1976-1983) quemó los cinco mil volúmenes.
En 2003 reapareció un único ejemplar que había sido librado de las llamas y se reeditó en 2007.
Asimismo pueden consultarse los diarios Democracia y La Capital del año 1932 con respecto al debate sobre el fusilamiento.
La misma puede ser consultada por el público investigador general, mediante solicitud de autorización al Jefe del Archivo.