Jorge Enrique Ramponi

La vida en esa zona agreste, junto a sus hermanos Miguel Ángel, María Herminia y Eduardo, influyó mucho en su poesía.

Según diría después, su infancia estuvo “saturada de efluvios vegetales: vides, durazneros, nogales, cosas que nunca olvido”.

En 1948 se convirtió en el director de esa institución, a la que estaría ligado durante toda su vida.

En 1932 gana el Premio Municipal de Mendoza con Pulso del clima, poemario que circuló privadamente hasta su rescate, muy posterior.

Piedra infinita causó una gran impresión en poetas contemporáneos y se comparó su potencia con la de Pablo Neruda.

Quizá por la impresión que la gran recepción crítica de su libro tuvo en él, Ramponi inició tras esa edición un largo silencio poético.