Realizó sus estudios en el Gimnasio Moderno y desde muy temprano acudió al Café Windsor, en Bogotá, donde conoció al poeta León de Greiff, gracias a lo cual entraría a formar parte del grupo Los Nuevos.
Con tan solo 16 años inicia su labor periodística, escribiendo críticas de teatro para diferentes publicaciones.
Durante esta gestión, publica su conocido ensayo político De Jorge Zalamea a la Juventud Colombiana (1933).
Esta obra será traducida al ruso y publicada en la revista El Mundo, de Kiev, en 1960.
Es en este viaje que publica sus primeras traducciones de Saint-John Perse: el libro Elogios, Costa Amic, 1946.
Y pienso, igualmente, en su elegancia para conmigo, expresada hasta en el esmero puesto en esas muy puras ediciones.
Cuenta Alfredo Iriarte que es este el episodio culmen de la vida de Zalamea, ya que gracias a la censura se unen la maestría del escritor y el heroísmo del combatiente, pues nunca dejó de publicar grandes críticas disfrazadas tenuemente para que pasaran los controles del censor.
Tras haber sido publicado el relato burlesco e irónico titulado La metamorfosis de su excelencia, Zalamea consideró que la clausura de la revista era inminente y que debería salir del país.
Ese mismo año, con la grabación en disco del poema inaugura la Colección Literaria de la emisora cultural HJCK.
En 1965, es galardonado con el premio de ensayo Casa de las Américas, por su libro La poesía ignorada y olvidada, que con la tesis "en poesía no existen pueblos subdesarrollados" se propone hacer un gran recorrido por la poesía mundial que se escapa al canon, visitando así comunidades pigmeas en el África o esquimales en el Polo Norte, indígenas del Amazonas y tribus de Finlandia, presentando un panorama bastante amplio.
Empezó a pasar el tiempo y por ninguna parte aparecía los US$ 25.000.00 del premio.
La respuesta de Jorge Zalamea fue fulminante: ‘Que se vayan al carajo.
A mi conciencia no la calla nadie con todos los rublos y los dólares del mundo’.