Se encuentra en proceso de beatificación.
[1][2] Considerado como símbolo del misionero, aún sin saber nadar y ser de naturaleza temerosa, recorrió esta selva, transitó caudalosos ríos y tupidos bosques, trochas y quebradas, durmió en playas y al pie de grandes árboles, acompañado solo de su inquebrantante fe.
[3] En una entrevista al huachipaeri Mario, que fue un acompañante del padre José Álvarez (Apaktone), explica cómo le conoció.
[4] Realizó cientos de expediciones por la cuenca del río Madre de Dios.
Por su descubrimiento de lugares recónditos del río Madre de Dios, buscando a sus pobladores nativos, llegó a ser incorporado como miembro de la Sociedad Geográfica de Lima.