La etarra estuvo acompañada por Félix Ramón Gil Ostoaga, también miembro del mismo comando, quien también disparó a José Antonio.
El propietario de este vehículo fue secuestrado y atado a un árbol en Beasáin, donde le abandonaron.
Tras el atentado los terroristas salieron corriendo y se dirigieron hacia el automóvil, en el que emprendieron la huida en dirección a la carretera nacional 1.
Los miembros del Comando Urola habían vigilado a la víctima durante varios meses previos al atentado.
Aunque jamás fuera juzgado en España por sus crímenes, se le imputa la participación en este asesinato al etarra José María Zaldúa Corta.