José Avello

Paralelamente a su actividad docente, desarrolló su vocación literaria.

Pese a que solo publicó dos novelas y siempre se mantuvo alejado de los focos, obtuvo un notable reconocimiento crítico.

Su primera novela, La subversión de Beti García, fue finalista del Premio Nadal, en 1983.

Dieciocho años después, publicó su segunda y última novela, Jugadores de billar, que supuso su consagración como escritor «de culto».

Juan José Millás, tras leer el original presentado al Premio Alfaguara, recomendó su publicación a dicha editorial, donde la novela vio finalmente la luz en el año 2001.