Y fue aumentando gracias a la actividad de los párrocos desde los púlpitos para levantarse contra los franceses.
Militar activo, allí sostuvo las armas reales durante 11 años hasta su regreso a España en 1822.
Durante la campaña contra el Ejército Trigarante, consigue levantar el sitio de Acapulco del asedio insurgente.
A su regreso a Ciudad de México, muy crítico con la pasividad del virrey Apodaca, este le encomienda una arriesgada comisión con el gobierno español, siendo hecho prisionero apenas traspasa las líneas españolas.
En sus últimos años, en 1833, viviendo en la precariedad, su pensión fue solicitada por sus hijas aunque no fue resuelta por el gobierno absoluto.