José Lo Giúdice

Hacia 1921, viaja a Italia para estudiar en la escuela de Florestano Rossomandi en el Real Conservatorio Nazionale di Napoli.

De regreso a la Argentina, tras una temporada en Buenos Aires (donde se establece para estudiar música popular y observar el desarrollo del tango), se dirige a Chile y Bolivia en cuyos países dirige e integra la Orquesta Típica argentina «Basiglio-Giúdice», en la que introduce la música porteña.

La orquesta estaba conformada por: José Basiglio en violín, Humberto Tallo en bandoneón, Néstor Portocarrero en percusión.

En ambos países desplegó una extraordinaria actividad musical, haciendo gustar particularmente al tango, a la vez que compuso y editó varias páginas, tales como «Alma Paceña» y «Lamento quechua» (primera transcripción del charango al piano).

Luego integra los primeros grupos de difusión folclórica, alentando estas manifestaciones desde sus funciones en cargos públicos provinciales.

Tienen cuatro hijos: Lucía Matilde, Juan Pablo, José Víctor y María Rosa.

Es que su grandeza de alma, su gran calidad artística y su vasta cultura han permanecido en silencio –como ocurre a veces con los verdaderos talentos- pues vivió retraído en el silencio de su hogar, dedicado al arte, el estudio y la meditación.