Tras licenciarse, trabajó en el bufete del futuro diputado Gregorio Peces-Barba defendiendo acusados ante el Tribunal de Orden Público y a los dirigentes de Comisiones Obreras en el Proceso 1001.
Después participaría como acusador particular en el juicio de los implicados en el atentado.
[2] Cuando en 1980 se produjo la crisis entre eurocomunistas y prosoviéticos abandonó el PCE en el que había militado durante una década.
Inmediatamente se dio a conocer su alto nivel de vida y especialmente su uso de un coche marca Jaguar, vinculado a un empresario acusado en tramas de corrupción, Pinto Fontán,[4] por lo que fue obligado a dimitir.
Desde entonces se ha dedicado al ejercicio privado de la abogacía, desde Despacho Mohedano & Morales Abogados Asociados y otros.