José Villalpando Rascón

En aquellos años se libraba una de las guerras más sangrientas que el país hubiese vivido, iniciada desde 1926 representaba ejecuciones sumarias, manifestaciones y tortura por ambas partes, mismas que convulsionaban al país, pues en la misma se enfrentaban dos grandes poderes: el poder político, que representaba el estado mexicano y el poder religioso.

El combate se torna difícil, por lo que el comandante del Progreso, Eduardo Loiza Iturrios ordena picar los cabos que sujetaban al barco para atacar sin correr tantos riesgos a los cristeros mientras la tripulación y oficiales ocupaban sus puestos de combate para dejar salir a la embarcación.

El ayudante de guardia Rigoberto Othal Briseño al verlo caer ordena que se le coloque detrás del elevador de municiones para que no sufra el embate cristero.

Herido de gravedad es ingresado al Hotel Manzanillo donde el médico cirujano del barco intenta salvarle la vida, siendo el único marino caído en la acción en defensa del puerto.

Su cuerpo fue enterrado en el Cementerio Manzanillo ubicado a las laderas del cerro con todos los honores.

Memoria a José Villalpando Rascón.