Cuatro años más tarde se inició en el periodismo, actividad en la cual también tuvo una participación destacada, fundando y dirigiendo distintos medios tanto en su país como en el extranjero, llegando a realizar tareas de corresponsal de guerra.
Fue corresponsal, en Madrid, para El Mundo y Heraldo de Cuba al estallar la guerra del 14.
Colaboró, también, en La Época, El Liberal (1913), El País, Blanco y Negro (1915), así como también en The Quartely Review de Londres (1917).
Escribió dos novelas que dejó inéditas: Andrés Chenier y Tereas Ventura, así como también una comedia basada en la segunda.
A pesar de haber estudiado Derecho, realizó poca actividad en ese campo.