Murió asesinada durante la guerra civil española en el siglo XX.
Considerada mártir, es venerada como beata en la Iglesia católica, cuya memoria recuerda el 6 de noviembre.
Sus padres fueron Antonio Ruano y María Raimunda García.
Mientras la comunidad fue disuelta, Josefa de San Juan de Dios, junto con otras dos religiosas, Dolores y Gregoria, fueron detenidas.
Ese mismo día les dejaron volver al asilo.