Ocupó diversos cargos eclesiásticos en Aragón, llegando como arzobispo de Zaragoza a ser la máxima autoridad episcopal en la región.
Se distinguió como leal partidario del rey Felipe IV, quien luego confiaría en él repetidamente a lo largo de su carrera.
Fue un nombramiento menor, antesala de posteriores nombramientos, y el recién investido obispo pasó buena parte de su episcopado en la capital, Zaragoza.
[4] Además, organizó liturgias orando por el rey y fue consejero suyo durante su estancia en Aragón.
Como máximo cargo eclesiástico y hombre de confianza regia, fue Cebrián el administrador de la extremaunción al príncipe y el oficiante del funeral.
Eclesiásticamente, convocó un sínodo en Valderrobles,[2] y apoyó la construcción de un colegio mayor dedicado a San Pedro Nolasco.