Juan José Lora

Allí se vinculó al movimiento renovador que su generación animó, desde el Grupo Norte.

Durante algunos años vivió en una bohemia decadente, acompañando en tal trajín al poeta César Vallejo, entonces en víspera de partir a Europa.

De vuelta en el Perú (1946), se estableció en su ciudad natal, donde dirigió Hechos (1946-1948), diario aprista.

Al año siguiente de su muerte sus amigos publicaron su último poemario: Con sabor a mamey (1962).

No llega como Vallejo a crear un lenguaje poético, pero al menos lo intenta; además usa con éxito las antítesis escuetas, las dicotomías compuestas que dan como resultado palabras de doble vida.