Juan M. Banderas

Cursó la educación primaria en la escuela del profesor Tito Flores, por lo que muy joven aprendió a leer y escribir.

“Su valor personal, la reciedumbre de su carácter y su odio a la injusticia hicieron que su juventud fuera azarosa”.

"Banderas fue un hombre corpulento, fuerte, medía 1.90 metros de estatura y su sola presencia imponía respeto.

Por un defecto físico que le obligaba a caminar encorvado, fue apodado El Agachado.

Banderas huyó a la sierra de Badiraguato, Sinaloa, y se escondió entre los barrancos en un lugar denominado Los Placeres.

Banderas, agradecido por la protección recibida, mantuvo siempre una relación amistosa, con la familia Redo, más allá de las diferencias políticas.

Los partidarios más activos de la lucha armada vivían en las zonas rurales, eran mineros-gambusinos, rancheros-vaqueros y campesinos-labradores.

Grupos sociales determinados por las contradicciones de la sociedad, para desarrollar el movimiento armado revolucionario.

El Plan de San Luis Potosí, fue respaldado en muchas regiones del país.

Apasionado maderista, Zazueta se decidió a seguir el sendero de la revolución.

Banderas ha sido el único gobernador sinaloense que ha defendido, y con éxito, la soberanía de Sinaloa, resistiendo la intromisión en los asuntos estatales, del gobierno federal, del Presidente Interino Francisco León de la Barra y sus ministros.

Robledo defendió al ejército diciendo que no se justificaba “el levantamiento de algunos rebeldes contra el principio mismo de la revolución, sólo porque hayan cometido tales o cuales desmanes, individuos pertenecientes a la administración pública”.

... pero en vista de que no se ha hecho ninguna refutación seria a este concepto mío, paso por alto sobre esta cuestión para tratar de lleno lo que se ha dado en llamar “mis ataques al Ejército Constitucionalista”.

Al día siguiente, habiéndose publicado en la prensa de la capital, los ataques del diputado Peralta contra Natera y Banderas, este último, como siempre reaccionaba ante la injusticia, se indignó, y recordó que esos mismos falsos cargos, había levantado en su contra la prensa porfirista que se siguió publicando durante los gobiernos de León de la Barra y Madero, solo que ahora, se los hacía un “revolucionario” obregonista.

Peralta lo había visto venir por la calle y estaba listo para defenderse, al escuchar a Banderas le respondió llamándolo bandolero, el general se le fue encima, lo abofeteo y lo tomó del cuello estrujándolo.

El juez Segundo de Instrucción, Enrique Cervantes Olivera, ordenó que se le condujera a la Comisaría para tomarle su declaración.

Pero al día siguiente, Peralta se dirige al licenciado Cervantes Olivera, advirtiéndole que como solo la Cámara de Diputados es competente para juzgar sus actos, no le reconoce ninguna jurisdicción para que lo consigne, pero está dispuesto a rendir su declaración, para lo cual esperará al personal del juzgado en el despacho de sus abogados.

En 1927, fue partidario del candidato presidencial, opositor a la reelección de Obregón, el general sinaloense Francisco R. Serrano.