Empezó a ejercer como médico en Villarrica, ganándose gran popularidad en la zona y luego en Asunción donde se estableció hacia 1814.
Tal fue la relación que se convirtió en el único médico autorizado para entrar sin permiso a la habitación del dictador.
Al estallar la Guerra de la Triple Alianza volvió a Villarrica.
En 1867, trabajó para contrarrestar la epidemia de cólera que se expandió por el país.
En Asunción se lo reconocía por vestir un traje oscuro, sombrero de paja y llevar un bastón.