Ejerció la dignidad episcopal en diferentes diócesis indianas como Santiago de Cuba y Guatemala.
Una vez hecha su profesión religiosa (1581) pasó a Santo Domingo (1582).
Allí se recibió como maestro de Teología y fue elegido incluso provincial.
En tal condición, participó en el capítulo general de su orden, efectuado en Madrid (1590).
Promovido a la diócesis de Guatemala (1610), por el papa Paulo V, entró en ella al año siguiente y se mantuvo allí hasta su fallecimiento, sin haber recibido la documentación que lo nombraba como obispo de Arequipa (1615), en el Virreinato del Perú.