Una semana después fueron arrestadas otras doce personas incluyendo a Walter Sisulu.
En total, la policía detiene 156 personas (105 negros, 21 indios, 23 blancos y 7 coloured),[3] entre ellos a toda la dirección nacional del CNA.
Esta fue presentada por el gobierno como una declaración de principios revolucionarios, pues su aplicación implicaba el derrocamiento a través de la violencia del gobierno y la destrucción del estado sudafricano tal como existía en ese entonces.
Para el gobierno, basado en el antiguo derecho holandés aplicable en África del Sur, los acusados eran culpables de alta traición, lo que era considerado como «una intención hostil de perturbar, debilitar o poner en peligro la independencia o la seguridad del Estado».
[5] El equipo defensor estaba conformado por Izrael Maisels, Sydney Kentridge, Vernon Berrangé y Bram Fischer.
Durante este periodo, los cargos fueron examinados uno a uno para determinar si había materia para enviar los acusados delante de la Corte Suprema.
La alta corte especial creada para este caso estaba compuesta por tres jueces (y no de uno solo como era lo habitual) desde luego todos blancos, pero sobre todo conocidos por su proximidad con el partido en el poder, el Partido Nacional.
Al cabo de una semana, la estrategia jurídica dispuesta por la defensa comenzó a dar sus frutos: la corte anula una de las dos acusaciones relativa a la ley sobre la prohibición del comunismo.