En la doctrina cristiana, justicia es una de las virtudes cardinales, cuya práctica establece que se ha de dar al prójimo lo que es debido, con equidad respecto a los individuos y al bien común.
La justicia de los hombres con Dios es denominada «virtud de la religión», correspondiendo a su debida adoración y culto, entendiéndose este deber como supremo acto de fe.
Conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene.
Atributo de Dios por el cual ordena todas las cosas en número, peso o medida.
Ordinariamente se entiende por la divina disposición con que castiga o premia, según merece cada uno.