Justiniano fue un religioso hispanovisigodo, que fue obispo de Ávila.
Documentado en el año 610, es el primero del que se tiene constancia y datos desde el siglo IV.
Además, pocos años antes de aparecer documentado Justiniano la sede estuvo vacante hasta la celebración del III Concilio de Toledo, convocado por el rey Gundemaro en 610.
Justiniano es el obispo que asiste, y firma como Justinianus Ecclesiae Abelensis Episcopus subscripsi; en otros códices aparece como Abilensis, en consonancia a como san Jerónimo nombra a Prisciliano: Abilae Episcopus.
Murió quizás alrededor de 629, cuando sería consagrado su sucesor Teodoigio.