Parte de esta obra fue divulgada en periódicos santiaguinos y otros trabajos fueron publicados como libros.
En 1884, sin embargo, tuvo un incidente con el presidente de dicho tribunal y abandonó el puesto.
En ese puesto, Rosales empezó a recopilar datos y publicar escritos basados en sus indagaciones bibliográficas.
Durante aquellos años colaboró en casi todos los diarios de la época (El Ferrocarril, La Libertad Electoral y La Época, entre otros), experiencia que aprovechó cuando perdió su trabajo en la Biblioteca Nacional debido a sus afiliaciones balmacedistas.
Justo Abel Rosales exploró un amplio rango de posibilidades para relatar los hechos registrados en Santiago.