A la edad de 34 años Abe ya había compuesto diversas obras, incluyendo varias piezas para orquesta, cuatro cuartetos para cuerda, una sonata para flauta y composiciones para bandas sonoras de películas.
En este periodo la orquesta realizó diversos conciertos que incluían en el repertorio valses y serenatas en fiestas organizadas por la Casa Real de Japón cuya audiencia eran invitados extranjeros.
Sin embargo los integrantes de la Orquesta Imperial eran músicos de Gagaku, un tipo de música clásica japonesa que se interpreta en la corte imperial, y contaban con una formación clásica en música tradicional japonesa.
De ellos Abe aprendió técnicas y composiciones tradicionales niponas, algo con lo que no estaba familiarizado durante su etapa de formación, lo que amplió sus horizontes como compositor.
Algunas de sus composiciones más célebres en el periodo tras la Segunda Guerra Mundial, incluyen la Sinfonía nº.