Tierra regida por las mareas, tanto que cuando salen a cazar, en muchas ocasiones tienen que pasar días enteros en medio de la jungla porque las mareas no les permiten regresar a su poblado, se les considera grandes guerreros, hábiles cazadores y buenos escultores.
Tienen creencias espirituales en sus antepasados, los honran, los lloran, les cantan y los homenajean en bastantes situaciones diarias.
Comienzan pintando al "Bitoro" una especie de totem al que adornan y pintan con diversos colores llamativos, que se coloca en la casa del Karapao, para que a través de su ojos, los ancestros vean al niño y decida si está preparado para ser hombre, mientras los demás miembros de la tribu y de las demás tribus kamoros cercanas, pasan toda el día bailando y llorando porque un miembro de su tribu va a dejar de ser niño para ser hombre adulto.
Su alimentación está basada básicamente en presas de caza: cocodrilos, tiburones o cerdos salvajes son algunas de las más habituales.
La vestimenta de los kamoros es muy simple, consiste en unas faldas de hojas superpuestas, tanto para hombres como para mujeres, pintan su cuerpo con colores muy diversos y llamativos.