es un bastón de madera llevado por los yamabushi y los peregrinos budistas de Japón durante el recorrido del peregrinaje a Shikoku.
El kongō-zue representa el cuerpo de Kōbō Daishi, y ofrece apoyo espiritual al peregrino durante el viaje; por ello, es tratado con gran respeto, siendo lavado al final de cada día de camino.
[3] La tradición dice que debe ser llevado en alto para no tocar el suelo y evitar así despertar a Kōbō Daishi, ya que además es un objeto ceremonial y no está diseñado para apoyarse en él como en un bastón común.
[2] Los peregrinos dejan sus kongō-zue en Ōkubo-ji, el templo final del peregrinaje, cuando completan el recorrido.
También hay una ocasional práctica funeraria en Shikoku y otras partes de Japón, donde el difunto es vestido como un peregrino y enterrado junto con un kongō-zue y un nōkyō-chō o libro de firmas de los templos a los que peregrinar.