Actualmente, el Ministerio de Justicia usa el koseki para registrar familias, seguir el rastro de nacimientos, matrimonios, muertes, convicciones criminales, etc. Para evitar multas, toda familia debe reportar dichos cambios a la oficina del gobierno local donde estos registros se mantienen.
Debido a que Japón es una sociedad patrilineal, una mujer recién casada generalmente adopta el apellido de su esposo.
Para evitar confusiones acerca de la paternidad, las mujeres no se pueden volver a casar hasta que pasen seis meses después del divorcio.
Aunque en principio el koseki es ostensiblemente privado, la información del registro familiar es rutinariamente solicitada por potenciales empleadores y casamenteros (nakodo) que acuerdan matrimonios, pues permite conocer en detalle los antecedentes familiares de cada individuo.
En la actualidad esto ya no es un problema y para la escritura de los nombres extranjeros, se usa el alfabeto katakana.