La fe en la belleza encarnada en el tema noble, adquiere otra dimensión de tragedia.
Todos estos elementos convierten a "L'anima del filosofo” en una obra única en su género.
Hay 3 personajes principales (atención al número 3), al margen de ellos aparecen súbitamente un Genio o Deidad superior benefactora, pero también Plutón, Dios de los Infiernos; tenemos pues la eterna dualidad en un plano y los mortales en otro muy distinto.
Queda por dilucidar la posible influencia masónica sobre esta obra, cosa que sí resulta evidente en “La Flauta Mágica”.
Las ideas y postulados de esta logia posiblemente le pudieron resultar contrarios a ciertos valores que para él eran fundamentales.
Mozart, sin embargo sí permaneció en ella, tal vez por ser mucho más joven e influenciable y con un bagaje cultural algo menor.
Desemboca abruptamente en el potente Coro en Do menor “Ferma il piede principessa” a cargo de las voces masculinas que alternan con la soprano solista, creando una gran escena dramática.
Comienza en tempo “Largo assai” con una nota sostenida (el fa dominante) de gran originalidad que evoluciona hacia una frase de carácter recitativo, tras una cadencia comienza el tema del aria, una hermosa melodía también cercana al “bel canto”.
La segunda parte, rápida, arranca sorprendentemente en la subdominante Mi b mayor y contiene agilidades extremadamente difíciles.
Un último recitativo conecta con el magnífico duetto de Orfeo y Eurídice “Come il foco allo splendore” en Sol mayor.
Este acto 2º está diseñado a base de contrastes extremos para producir un mayor efecto dramático.
Nos encontraremos en este acto momentos de felicidad absoluta a los que suceden los más dramáticos y desgarradores pasajes imaginables.
El accompagnato “dov’è, dov’è l’amato bene” y el aria “Del mio core il voto estremo” forman una escena antológica, Haydn con una intuición magistral describe el efecto penetrante del veneno en las venas de la protagonista con interesantes modulaciones y motivos casi visuales; las dificultosas respiraciones de Eurídice son dibujadas por los violines de manera realista y poética a la vez.
La sublime aria en Mi b mayor que le sigue es una serena y conmovedora aceptación de la muerte.
El emotivo solo del corno inglés, que dibuja los últimos suspiros de la joven, da por finalizada esta aria.
Esta famosa aria es otro hito musical; la orquesta y el solista se funden en una arrebato de desesperación, se suceden momentos convulsos en los que la orquesta lucha contra las desafiantes melodías de Orfeo.
El texto es altamente poético y profundo, por ello no nos debe extrañar que haya inspirado una de las páginas maestras del género lírico.
Como ya se dijo, vuelve de nuevo el coro anterior en versión breve y finaliza esta gran escena.
El Coro está reforzado con los metales y la percusión que le dan una sonoridad imponente.
Durante el viaje atraviesan los campos del infierno repletos de furias salvajes, se oyen alaridos, gritos, truenos y se producen grandes terremotos; todo lo anterior queda magistralmente trasladado a la música en el grandioso Coro en Re menor de “Las Furias” "Urli orrendi, disperati" en el que el coro de voces masculinas unido a una orquesta al completo (que despliega todo tipo de efectos sonoros) crean una escena terrorífica.
Escena 3ª Los Campos Elíseos son descritos en un elegante Intermezzo instrumental para danza en Re mayor con la destacada sonoridad de las maderas.
Con este efecto el autor consigue generar una imagen seductora de estas criaturas perversas.
Cada nueva aparición del unísono trae consigo un debilitamiento del protagonista que se apoya en esporádicos acordes para expresar su estado vital, poco a poco los acordes van cediendo ante el oscuro unísono que a modo de serpiente termina adueñándose de la tétrica escena.
Un último contraste nos tiene reservado el autor con el Coro “Andiamo, amiche, andiamo”, con explosiones de júbilo de las vengativas Bacantes que resulta hiriente y casi cruel tras una muerte tan majestuosa, pero esta extraña alegría va a durar poco.
Todo el Coro está salpicado de bruscos contrastes (sforzando sfz, forte piano fp, crescendo).
Es una tormenta marina antológica que nos trae a la cabeza los pasajes similares de un Verdi en su última etapa.
Este Finale es único en todo el s.XVIII, es también una clara anticipación romántica, como casi toda la ópera, y resume perfectamente la filosofía escondida bajo los pentagramas de esta música visionaria: La muerte de Orfeo no supone la victoria de las fuerzas del mal, demuestra que el amor es frágil y que hay que protegerlo.
Al final no queda ni el Bien ni el Mal, solo la Nada… La partitura está orquestada para 2 Flautas, 2 oboes, 2 cornos ingleses, 2 clarinetes, 2 fagots, 2 trompas, 2 trompetas, 2 trombones, arpa, timbales, cuerdas, contiuo y Coro mixto.