El musicólogo danés Jens Peter Larsen descubrió la partitura autógrafa en Leningrado en 1954, y la ópera entonces se retransmitió en ruso en 1956.
[1] La primera grabación completa la hizo Philips en 1980 en asociación con la Radio Suisse Romande y la Unión Europea de Radiodifusión (UER), dirigida por Antal Dorati.
Una novedad haydniana es que varios de estos accompagnati son de desarrollo temático, cuyos motivos anteceden al texto o lo comentan, es el estilo "parlato" en el que la orquesta se convierte en la auténtica protagonista del retrato psicológico.
Hay numerosas canzonetti (canciones populares breves) que aportan espontaneidad y gran comicidad a la acción dramática.
A una divertida canzonetta de Osmín le sigue “Castagno, castagna”, la primera aria que caracteriza al siniestro personaje de Calandro con un tono amenazador y paródico a la vez y extraños giros orientales.
El Terzetto “Mi sembra un sogno” que sigue es una de las páginas más memorables del género operístico.
Por este mismo motivo le otorga a la princesa Rezia una sencilla canzonetta, “Non piangete putte care” toda una declaración de intenciones.
Acto seguido interpreta “Or vicina a te”, un aria magistral de terrible dificultad que fue muy difundida en su época y editada independientemente.
Balkis interviene una segunda vez a solo con el aria “ad adquistar già volo”, un alegato sobre la Libertad cuyo tema nos trae a la memoria el famoso inicio del vals “El hermoso Danubio Azul” de Johann Strauss, hijo, al igual que el 2º tema del Allegro de la Sinfonía nº 100 “Militar” inspirará la “Marcha Radetzky” de Strauss, padre.
“Il profeta Maometto” es otro momento cómico de la ópera, una descarada canzonetta en la que Calandro critica los tabúes y prohibiciones del Corán.
Osmín hace su última intervención solista en “Senti, al buio pian pianino” un aria descriptiva con magistral acompañamiento orquestal, lleno de efectos especiales.
Las armonías y la orquestación son tan etéreas e innovadoras que nos transportan a una dimensión casi sobrenatural.
En el aria “Ecco un splendido banchetto” Haydn nos muestra al príncipe Alí en una sorprendente vertiente cómica; una irresistible parodia en la que se disfraza de un supuesto pintor francés para intentar no ser apresado por los súbditos del sultán.
L’Incontro Improvviso es sin duda otro jalón imprescindible en el desarrollo de la ópera del siglo XVIII.