Las obras para su construcción comenzaron en 1926 para proteger al país de los ataques que pudieran surgir desde Occidente.
Una serie de generales soviéticos recomendó que sería mejor mantener las dos líneas activas para tener una defensa en profundidad pero dicha recomendación entraba en conflicto con la doctrina militar soviética de antes de la Segunda Guerra Mundial.
[1] En 1941, la invasión alemana en la llamada Operación Barbarroja cogió a los soviéticos con la nueva línea sin terminar y la Línea Stalin se abandonó en gran medida y en mal estado.
Tampoco era de mucha utilidad para detener el ataque, aunque determinadas partes de la línea se utilizaron a lo largo del tiempo y contribuyeron a la defensa de la Unión Soviética.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la línea no se mantuvo debido a su gran dispersión territorial.