En el sitio se han encontrado vestigios de la fase cerámica denominada capacha, que data del año 1500 a. C..
Además cabe destacar el control que durante su apogeo ejerció sobre otros asentamientos de menor tamaño.
Para unir las piedras y levantar los muros a diversas alturas, utilizaron arcilla mezclada con restos vegetales, las superficies se cubrieron con enjarres aplanados de lodo, los cuales se sometieron a la acción del fuego para que endureciera y agarrara la calidad requerida.
Las viviendas rectangulares y circulares estaban distribuidas probablemente en conjuntos habitacionales, separados por calles empedradas.
La cerámica recuperada, si bien no es muy abundante probablemente por los saqueos sufridos durante décadas, ofrece sin duda interesantes datos sobre esta cultura.
Varios entierros han sido encontrados durante la exploración, que proporcionan nuevos datos sobre ritos y costumbres funerarias.
En la parte superior hay un amplio recinto, al interior se observan círculos que definen pozos en cuyo interior se guardaban granos y cenizas de personas importantes, quizá sacerdotes o guerreros muertos en batalla.
Al centro, domina este espacio sagrado un adoratorio piramidal; sus características arquitectónicas lo convierten en un edificio único levantado sobre tres plataformas escalonadas, la forma del talud semeja la silueta del Volcán de Fuego, que era objeto de importante culto en esa época.
La que aparece en el medio tiene sólo tres niveles, ya que el cuarto se perdió al realizar una construcción moderna en la parte superior; se levanta sobre una base rectangular de 25 m por lado y muestra al centro una escalinata adornada con alfardas laterales.
En la parte superior existía un recinto o santuario en donde probablemente los sacerdotes, alejados del resto de los hombres, realizaban muchos rituales.
Esto se deduce debido a la cantidad de ofrendas y artefactos encontrados en la zona.
Entre ambas edificaciones se construyó un juego de pelota, en el que se practicaba en una estrecha cancha orientada de este a oeste, definida por dos taludes laterales con un muro vertical en la parte superior que termina abajo en una pequeña banqueta.
Remata en un recinto sagrado de forma rectangular, en cuyo interior existen varios círculos con funciones probablemente rituales.
A simple vista se observan pequeñas partículas de zacate, mezcladas con el lodo, cuya función es principalmente desgrasante.
Aquí también puede observarse parte del sistema subterráneo; realizado para recolectar y evacuar el agua de las lluvias.
Posee dos accesos para poder subir a la parte superior y su elevación no supera los 3 metros.
La estructura original contaba de varios cuerpos superpuestos, pero en la actualidad sólo se conservan tres.
En su parte alta existen plazas, la sección inferior del templo tiene accesos escalonados y es el lugar en donde los sacerdotes llevaban a cabos sus ritos mágicos.
Su orientación permitía observar sin obstáculos la salida y puesta del sol en fechas importantes de su calendario religioso.
En este lugar se practicaba el tlalchi, juego de pelota ritual cuyo desarrollo tenía trascendencia político-religiosa y un simbolismo asociado a la fertilidad.
Adoratorio piramidal de base cuadrangular con cuatro accesos escalonados y que mide 24 por 9 m. Su orientación responde a la conjugación de principios arquitectónicos basados en formas geométricas con elementos astronómicos y el simbolismo asociado a los puntos cardinales.
Es una estructura que posee en la parte inferior del acceso 1 un cascabel de serpiente esculpido en piedra, cuya forma simbólica está relacionado con el culto acuático.